viernes, 10 de julio de 2009

ALGO SOBRE MI MADRE 13

Los zapatos de tacón de mi madre
Desde muy niña me fascinaban los zapatos de tacón. No tuve hermanas y el único referente de la moda femenina era mi madre. En su armario guardaba varios pares de zapatos. Los había de terciopelo negro con el tacón gordo y puntera abierta; eran muy elegantes; mi madre los reservaba para las veladas serias y los funerales. Para las bodas solía ponerse unas sandalias de piel blancas con tacón de aguja que llevaban incrustadas unos diamantitos; no sé cómo podía tenerse de pie con ellas. Pero los que más me gustaban eran los de charol rojo con lunares blancos y un lazo en el empeine. Cuando mis padres salían, yo me encerraba en su alcoba y soñaba… “yo era la cenicienta a punto de transformarse para el príncipe”. El armario era la carroza que me conduciría a palacio.
Alineaba los zapatos por pares y me los iba probando – los rellenaba por detrás con calcetines para que se ajustaran a mis pies–; sacaba del baúl mi vestido de primera comunión que era de tul y encaje y me lo ponía encima de un can-can con mucho vuelo. Pasaba una y otra vez ante el espejo encaramada en aquellas altas torres y… me sentía una verdadera princesa. De vez en cuando golpeaba con una varita aquellos zapatos para ver si se volvían de cristal.
El chasquido metálico de la llave en la cerradura de la puerta me convertían de nuevo en cenicienta.