viernes, 10 de julio de 2009

ALGO SOBRE MI MADRE 04

Aquella tarde, había decidido castigarnos, por tanto estábamos llorando sentados en la escalera, cada uno teníamos un llanto distinto, mi hermano era de resignación, mi hermana de cólera y yo de incomprensión. Como podríamos entender un castigo cuando no había delito.
Así pasamos el verano, por las mañanas intentando ser todo lo bueno que pueden ser unos chiquillos y ajustarnos a las normas variantes de nuestra querida madre, por las tardes salíamos a jugar a la calle de tierra recién regada por las vecinas, cada una regaba su puerta, así conseguían que la calle estuviera fresquita para sentarse por las tardes.
Pero a veces como esta tarde, no saldríamos a jugar, "ella" había decidido castigarnos, por no se sabe qué habíamos hecho. Yo creo que le gustaba escucharnos llorar. Bueno, ahora es una anciana y me la imagino llorando porque algunos de sus hijos no van a verla y se va a morir sin verlos. Como hacer comprender a una persona que la mayor desgracia no es morir sin ver a tus seres "queridos", sino vivir sin participar de sus vidas.
Ahora en las tardes de verano, me acuerdo y me siento en mi terraza a leer, y veo a mis hijos deambular por la casa con total tranquilidad, y se acercan a mí para contarme sus planes para la tarde, y no para pedir permiso o conformidad, solo para charla con su madre de sus planes o consultarme mi opinión. Querida madre, te has perdido la vida en tu atormentada existencia, que importancia tiene el morir, si has vivido plenamente, y que importancia tiene el morir, como en tu caso cuando te has negado la felicidad.