domingo, 5 de julio de 2009

ALGO SOBRE MI MADRE 03

¡Ay, mama!


Ahora que no me escucha, hablaré de ella. Y lo primero que se acerca de mis pensamientos es el aroma de Henno de Pravia . Somos como hermanas, no como amigas sino lo primero; empezando por las trifulcas por los zapatos; ¿tanto cuesta pedir las cosas? Menos mal que se gasta unas tallas mas que el resto de mi armario, ¡y que no se acerque a mi cajón de braguitas y tangas! Ya lo dice ella: no se como puedes llevar eso metido en… el bolso. Ahora hablamos de bolsos ¿eh?. También es un problema, a la hora de partir, ella impaciente espera cerca de la puerta y yo como siempre buscando mis cosas a última hora.

-¡Mama! ¿has visto mi bolso?

-Si supieras dónde metes las cosas…

-¡Pero si lo deje en la entrada!

-¿Y ese es sitio para dejar un bolso?

-¡Mama! ¿qué llevas colgando del brazo?

Ella sonríe, como si tuviera gracia.

Por último, mi madre y yo hemos hecho un intercambio de papeles. Y mientras yo estoy leyendo un libro en el sofá, ella enganchada, platica con sus colegas del Messenger, cigarrillo en mano y mira que se lo digo:

-El tabaco te va a matar, a ti y a mi…

-De verdad, hay que ver quien era la que me decía que no descansaba bien a medio día sentada frente al ordenador.

Y asi son las cosas con mi madre, aunque a veces se cambien los papeles.

Y que mas puedo pedir si es la primera persona que conocí al nacer… Hay un dicho que no exactamente es como lo voy a relatar, solo un pelín cambiado:
Si cada uno llevara a su madre a vender a la plaza del mercado, cada uno volvería a casa con la suya…